sábado, 18 de junio de 2011

Las Ramas de un Arbol


Poesía camëntsá de Colombia

Hugo Hamioy Juagibioy
Hugo Hamioy nació en Bëngbe Wáman Tabanók (Nuestro sagrado lugar de origen) en el Valle de Sibundoy, Departamento del Putumayo Colombiano que pertenece al pueblo Kamuentsa Kabëng Kamëntsá Biya (Hombres de aquí con pensamiento y lengua propia). Ha publicado Mi fuego y mi humo. Mi tierra y mi sol (1999); No somos gente (2001),Danzantes del viento ( 2005)(1) y tiene dos libros inéditos:1) Tomándose de las alas. Oralitura Indígena Camëntsá. 2) Preguntas y respuestas sabias de un niño camëntsá.

La poesía camëntsá contemporánea como veremos en la poética de Hugo Hamioy, uno de sus principales exponentes, nos revela en su brevedad e intensidad que parte de la oralidad en la vida cotidiana y de la condición humana en general. En "Los pies en la cabeza", el yo poético que puede ser varón o mujer configura el mundo simbólico e intersubjetivo que los abuelos y padres transmiten como parte de la tradición familiar y del saber de los camëntsá. En el proceso de formación y educación de los niños y niñas se comunican sugestivamente para inculcar que es necesario actuar sin perder el equilibrio que se consigue gracias a la unidad entre mente y cuerpo. El equilibrio o su contrario depende de cuan unidos o disgregados tenemos la cultura de la naturaleza, la razón de las pulsiones, la energía espiritual de la corporal, el mundo de arriba con el mundo de abajo. La hegemonía o la imposición de la mente/razón sobre el cuerpo o viceversa suele conducir irremediablemente a actos irracionales, equívocos y errores fatales.
Los pies en la cabeza
Siempre es bueno
tener los pies en la cabeza
dice mi taita,
para que tus pasos
nunca sean ciegos.
La policromía que caracteriza el arco iris es un signo de belleza y diversidad en una totalidad que los engloba, verlo hecho pedazos es ver y sentir fracturada la coexistencia de esa diversidad. Afortunadamente el arco iris que pareció haberse hecho trizas en el poema "Pedazos de arco iris" se convierte en guacamayos colgados en las nubes, lo cual constituye una imagen de la heterogeneidad de cada individualidad. El yo poético descubre en la contemplación, la serena belleza de la convivencia de la heterogeneidad individual y colectiva del mundo natural.
Pedazos de arco iris
Creí vuelto pedazos
El arco iris,
No,
Eran guacamayos,
Colgados en las nubes.
Por cierto, para el yo poético, la soledad tiene vida, materialidad, ojos, pero también energía, espíritu, intensidad y hondura, siendo esto así tiene la facultad de acechar, acosar al ser humano. La soledad es inherente al ser humano por su incompletud. Veamos el poema que sigue:
Esta soledad

Esta soledad
que sigue mis pasos
tiene ojo de águila
siempre me encuentra.
En "Tima Aty Zarkuney", el enunciante, en primera persona, viaja al pasado y vuelve al presente para dirigirse a un tú encarnado en su hija para contarle de cómo calmó su solitario andar. En su memoria personal y colectiva, la naturaleza no es un accesorio sino una actora vital. Los pájaros, las orquídeas, los leños… con sus colores, su inmensidad, la intensidad de sus cantos, sus lenguajes diversos y su policromía, guían los pasos humanos, hijos de la tierra en el orden de un ecosistema en que los humanos no se sienten ajenos sino más bien parte del entorno.
Tima Aty Zarkuney(2), brote de mi sangre
A mi hija
Aquel día caminé por el monte
Los leños viejos
Escondían las orquídeas en el cielo
Sólo una
Esperaba mi visita
Para mostrarme en sus bellos colores
Tus ojos;
Mas al fondo de la espesa montaña
El pájaro cantor decía:
Ella, es el brote de una planta de esta tierra
Abónala,
Para que mañana florezca.


Fuente:

http://www.sibila.com.br

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